Leal se había convertido en un experto en liarse con las viejas, dentro de lo que cabe. Incluso en una ocasión me reitero en varias ocasiones si había algo entre mi amiga Magda y yo. Como era normal no había nada en aquel momento. Ya “afinada” en cheve pensó Leal que podría ligársela camino a su casa topándose con la negativa de esta.
Cada día se despertaba mas, era una constante como cualquier niño de preescolar cuando le enseñan a escribir. En el subconsciente Leal guardaba muchas cosas reprimidas de su infancia y así como en la vida real su cerebro se empachaba de conocimientos generales, por la noche se convertía en otra persona.
“Oye Chavo…. ¿Tu en la noche no hablas dormido guey?”
“No guey, de morrillo me dicen que si lo hacía, que de repente me despertaba y balbuceaba no entendían lo que decía, pero de pedo me volvía a acostar”
“Yo si guey, me despierto y ando como si nada en la casa acá todo sonámbulo… en una ocasión nos despertamos porque mi jefe se cago bien machín”
“¿Por qué guey?”
“Lo que pasa es que una noche pos yo ni en cuenta veda… mi carnal dijo que había sido yo porque me vio cuando fui al baño guey… lo que pasa es que fui acá todo sonámbulo pero no crees que deje la llave abierta del lavabo y se mojo toda la casa guey…. Acá toda la sala bien machín…. Mi jefe se cago y pos no había de otra que sacar toda la pinche agua”
“No guey y eso no es nada, el otro día me levante y empecé a ahorcar a mi carnal, como dormimos en el mismo cuarto él se acuesta en la litera de arriba y yo abajo, pos que me levanto y lo empiezo a ahorcar, me di cuenta por que el guey me despertó y yo tenía las manos en el cuello de él”
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