martes, 30 de marzo de 2010

El Leal. Papi, ¿Ya vamos a llegar?

El abuelo de Leal vivía en Higueras Nuevo León, cada cierto tiempo los Leal atravesaban el municipio de Apodaca y Marín en busca de la tranquilidad de los ancestros de la familia.

Como todo niño aquellas travesías se hacían eternas. Lo que no entiendo es por que al Padre de Leal se le hacía eterno también. La familia tenía un auto chevrolet de los sesentas y cada vez que se dirigían al Pueblo partiendo de San Nicolás de los Garza, en determinado punto antes de llegar a Marín detenían el coche. La maniobra era para que el auto se enfriara y poder así pasar un vado que se encontraba más delante que estando muy caliente el carro no alcanzaba a subir. Esa rutina era siempre que visitaban al abuelo, igual hacía calor, estaba templado o con un inmenso frio.  

Fue con un intenso frio que como siempre detuvieron el carro antes del vado, cuando aquel niño inocente veía el vidrio trasero y notaba mismo por el intenso frio, como el vidrio del coche se estrellaba poco a poco, formándose una línea lentamente viéndose muy siniestra la situación.

Esa era la infancia de Leal. Digna de cualquier filme ingles solo que él no portaba los shorts colegiales que suelen portar los ingleses.

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